La temporada de lluvias en el departamento de Córdoba ha desatado una crisis que afecta a miles de familias. Según informes oficiales, cinco municipios han sido declarados en calamidad pública debido a las fuertes precipitaciones e inundaciones: Ayapel, Montelíbano, San Pelayo, Tierralta y Valencia. Adicionalmente, se sabe que otras localidades como Montería y Cereté también han declarado la calamidad pública, aunque aún no han presentado reportes oficiales a la Gobernación.
El panorama es alarmante. El Registro Único de Damnificados (RUD) ha contabilizado hasta el momento 7.270 familias afectadas, lo que se traduce en 19.087 personas damnificadas por las inundaciones. Estas cifras corresponden únicamente a los municipios de Ayapel, Montelíbano y Tierralta, lo que sugiere que el número total de afectados en el departamento podría ser significativamente mayor.
Ante esta crítica situación, el gobierno departamental ha anunciado una inversión de aproximadamente 10.000 millones de pesos para hacer frente a la emergencia. Este presupuesto se destinará a diversas acciones, entre las que se destacan el fortalecimiento del banco de maquinaria amarilla, fundamental para las labores de rescate y reconstrucción, la adquisición de kits de alimentos, cocina y aseo para los damnificados, y la inversión en obras de infraestructura vial.
La magnitud de la emergencia ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades locales y departamentales. Se espera que las medidas anunciadas ayuden a mitigar el impacto de las inundaciones y a proporcionar asistencia inmediata a las familias afectadas. Sin embargo, expertos advierten que es necesario implementar estrategias a largo plazo para mejorar la resiliencia de las comunidades frente a futuros eventos climáticos extremos.
La situación en Córdoba pone de manifiesto la urgencia de abordar los desafíos relacionados con el cambio climático y la gestión del riesgo en Colombia, especialmente en regiones propensas a inundaciones y otros desastres naturales.